¿Para qué sirven mis relaciones?
Bueno está pregunta puede sonar un poco utilitarista cuando hablamos de vínculos humanos donde la esencia de ellos es el cariñó y el amor y no el provecho que le podemos sacar.
Pero más allá del amor, cuidado, ternura, pasión, compañía, juego, diversión, co-creación, amistad, familia, pareja,…más allá de todo lo expansivo que nos trae nuestra relaciones, tienen una FUNCIÓN, un cometido de vital importancia en tu evolución como ser humano.
Una función de espejo, de mostrarnos lo profundo y sombrío que se esconde en nuestro inconsciente que necesita ser liberado, es decir iluminado, pasado a la conciencia para que no siga manejándonos desde la sombra. Y nosotros solos no llegaríamos nunca a esa profundidad sin el otro. Así que gracias a nuestros compañero/as de camino podemos seguir evolucionando y avanzando en nuestro camino (este incluye a nuestros padres/madres los más grandes espejos/maestros).
Y, ¿por qué es necesario iluminar el inconsciente? Porque sino nos veremos dirigidos por una fuerza interior superior, de la que somos incapaces de reconocer de donde viene y la cual condiciona todo nuestro poder de luz y amor.
Es la teoría del iceberg, donde solo se ve la puntita a la superficie y por debajo el bloque resulta 20 veces más grande de lo que se. Y bien este iceberg es nuestro comandante de a bordo.
Donde todo lo que queda sumergido en la profundidad de nuestra oscuridad opera desde lo inconsciente/incógnito.
Y, ¿cuál es el problema de ello? ¿Qué hay en el inconsciente que requiera ser atendido? La historia es que en esta parte tan grande de inconsciente se almacena una multitud de memorias nuestras, de nuestra familia, linaje, heredadas, incluso cultural e históricas,… de muchos, muchos años atrás que vamos heredando como los genes.
Y bien, esta información ahí guardada resulta ser como una biblioteca muy, que muy antigua y no actualizada, llena de polvo, desde la cual vamos siendo, actuando y relacionándonos desde una información muy desactualizada, descatalogada y además muy lastimada (digo esto último porque en la historia de la humanidad se ha hecho barbaridades, nos hemos hecho barbaridades los unos a los otros por ignorancia y errores de programas y valores, más inconsciente que nunca…y todo este dolor infligido está almacenado ahí).
Pero lo positivo de este puzle y entramado de este juego de la existencia, es que no solo estamos condenados sino que también se nos permite liberarnos y eso gracias al otro, gracias al amor (cariño, afecto, atracción, deseo,..) que sentimos por el otro…eso nos hace acercarnos, vincularnos, amarnos …desencontrarnos, frustrarnos, enfadarnos, enfrentarnos… para así poder tener la posibilidad de ver esa sombra que estaba en mí, y de ahí darme la oportunidad de liberarme de aquello que tanto dolor, incomodidad, sufrimiento me generaba y dominaba mi realidad.
Un pequeño ejemplo para que sea más fácil entenderlo/verlo/identificarlo:
“Tengo una pareja con la que siempre todo iba muy bien, sobre todo, el primer año, y después de este año, ya vamos cogiendo algo de espacio para poder hacer las cosas que a cada uno le gusta, además de estar juntos. Pero resulta que de repente cuando mi pareja se va de mi lado después de pasar un rato juntos a mí se me activa una gran tristeza, empiezo a llorar, sentir ansiedad, y miedo a que no vuelva a mi lado, siento una especie de abandono y rechazo, como si yo ya no fuese suficiente para él.”
Muy bien aquí en este punto; tenemos 3 posibilidades que se nos presentan de acción (bueno muchas más pero voy a simplificar); siempre tenemos la libertad de diferentes posibilidades en todo en la vida, un inciso 😉
Puedo quedarme callada y sentirme cada vez más abandonada, hasta que un día reviento y dejo la relación (para protegerme), o le pido a mi pareja que deje de ver tanto a sus amigos y que este más por mi (reclamo y exijo) estas posibilidades sería desde el inconsciente, con lo que he aprendido o la memoria genética o cultural que he aprendido, reacciono. Estas reacciones son desde la niña interior, mi niña herida, que probablemente ella o alguien de su familia sintió el abandono del padre, o padre ausente,…la historia se repite con otros personajes pero el dolor/la herida que se despierta es esa que fue.
O, puedo meditar y sentir mi emoción, le dejo espacio en mi intimidad conmigo misma y dejo que me traiga la información, la necesidad que viene a comunicarme. Es en este espacio de introspección conmigo, responsabilizándome desde la adulta que sabe que lo que yo siento es mío, que me recojo, me respeto y me atiendo, me escucho y me doy lo que necesito, atiendo a mi niña interior herida…hago mi labor…a veces llegamos a identificar y liberarnos de esa memoria de dolor, a veces no y necesitamos la ayuda de otro.
Gracias a este acontecimiento yo voy descubriendo y conociéndome más, identificando mis teclas sensibles.
Y ya desde ahí, desde la calma y claridad conmigo le pido a mi compañero que nos sentemos para charlar porque me gustaría o necesito expresarle algo importante. Entonces desde ahí me comunico, me comparto.
¡¡Es realmente precioso cuando en las relaciones, del tipo que sean, se abren estos diálogos honestos, profundos, donde ambos sanamos y nos liberamos y nos permite amarnos aún más!!
Es un regalo.
Y de ahí la gran necesidad es que como adultos aprendamos a poder gestionar nuestras propias emociones, ser autónomos emocionalmente y así poder salir de la inmadurez o infantilismo de nuestra gestión emocional y ser inteligentes emocionalmente. Esto se aprende, y luego te cambia la vida en todos los ámbitos.
Si quieres aprender sobre ello, sobre como conocerte y aprender a gestionar tus emociones yo te puedo acompañar en este viaje fascinante de auto-descubrimiento.
Con ternura y comprensión,
Lylith Lune